AEDRON (Asociación Española de Drones y Afines) ha publicado un código ético, que dicta una serie de directrices para los usuarios de los RPAS.

El crecimiento del uso comercial de los drones en el mundo y, por concretar, en nuestro país está cada vez más extendido. Sin embargo, hace apenas dos años, en España estaba prohibido el uso de drones con fines comerciales o profesionales. O eso dictaba el comunicado emitido por AESA el 7 de abril del 2014, previo a la actual ley en vigor.

En este contexto nacía AEDRON, una organización de profesionales de los RPAS con sede en Barcelona, que fue creada por personas que creían firmemente en la utilidad de los drones para desarrollar actividades profesionales. Lo que comenzó con un intento de tener voz de cara a la administración estatal fue creciendo hasta llegar a ser hoy una referencia para los operadores de drones.

Jordi Folk, secretario general de AEDRON, nos cuenta el porqué de ese código ético y qué objetivo tiene, que no es otro que el de procurar “que la gente que lo lea tenga conciencia de las buenas prácticas que tiene que seguir”, afirma Folk. “Nuestra vocación es generalista, nunca hemos trabajado solo para los socios. La gente que no lo es se puede beneficiar de nuestro trabajo”, puntualiza el directivo de la asociación.

Este código no nace como una obligación para los socios de AEDRON, sino como un plus, pero el hecho de firmarlo te liga a su cumplimiento, algo que Folk considera lo más importante. Y es algo de lo que se encarga la comisión de control, la cual toma las medidas oportunas ante el incumplimiento de las directrices que marca el código. Entre estas medidas se encuentra la expulsión de la asociación y la pérdida de los privilegios que esta otorga. “Es un código bastante completo donde entran compromisos como el de hacer una publicidad veraz y decente, y también compromisos con el medioambiente o con el buen trato a clientes y trabajadores”, recalca el entrevistado.

Lo importante no es hacerse socio y cumplir a rajatabla el código de AEDRON, ya que “el hecho de haberlo publicitado y que llegue a la gente ya es un referente”, afirma Folk, a lo que añade que “aunque no lo hayan firmado, por haberlo publicado ya creemos que tiene un valor”. Porque este código va dirigido tanto a empresas como a autónomos. Y aunque esté enfocado principalmente a los socios de la institución, no es exclusivo de los mismos. A esto, Folk concluye con que le gustaría que “otras organizaciones lo tomen en cuenta y hagan cosas similares, estaríamos muy satisfechos”.

Ver Código ético AEDRON.

Fuente: http://www.todrone.com/