Las bodegas usan drones para mejorar la gestión de sus viñas y proveedores.
A sus proveedores de uva, maquinaria vinícola y barricas de roble, los productores de vino del Penedés están sumando uno nuevo: empresas de drones y sensores. AgroMapping es una de ellas. La consultora proporciona a las bodegas mapas de cultivo que elabora con base en imágenes térmicas y multiespectrales tomadas desde el aire por pequeños aviones no tripulados.
Los mapas permiten a los ingenieros agrónomos visualizar los niveles de crecimiento vegetativo de cada parcela y estimar dos semanas antes de la cosecha si van a tener uva suficiente para cumplir los objetivos anuales de producción y calidad. Contar con este margen de reacción es muy útil para bodegas que compran uva a muchos agricultores y producen vino de diferentes calidades.
“Para ellas es un gran avance porque pueden saber con anticipación qué cantidad adicional van a necesitar o si van a tener un excedente que vender”, afirma Fran García, director de AgroMapping.
Constituida hace año y medio en Barcelona, AgroMapping es una de las empresas que mostrarán en la Global Robot Expo, que se celebrará del 28 al 31 de enero en Madrid, cómo el uso de drones y sensores puede ayudar a los agricultores a gestionar sus cultivos de forma más eficiente.
El método de AgroMapping tiene un margen de error del 15%, pero en ocasiones lo ha reducido al 5% .
La compañía envía por e-mail a sus clientes un reporte con los mapas de cultivo y recomendaciones de abono, poda o riego por parcela. “Interpretamos los datos y les explicamos cómo los pueden usar”, dice García, para quien entregar la información masticada de esta manera es muy importante para la aceptación del servicio entre los productores.
“Es como cuando uno va al médico. No va a que le describan la morfología humana, sino a que le prescriban una receta”, comenta. García, ingeniero agrónomo de 32 años, fundó la empresa a su regreso de Dinamarca, donde realizó un doctorado sobre el uso de drones en la agricultura, precisamente porque echaba en falta una consultora que conectase a los expertos en robótica con los agricultores. “Cada uno habla su propio idioma. Nosotros queremos servirles de traductor”, subraya.
Las técnicas tradicionales de predicción de cosecha, que toman una muestra y extrapolan sus resultados a toda la finca, tienen un margen de error del 35% por cada 100 toneladas. El método de AgroMapping, que adecúa las muestras a las condiciones de suelo de cada parcela, tiene un margen de error del 15%, aunque en ocasiones ha conseguido reducirlo por debajo del 10% e incluso del 5%.
Pese a las ventajas de su tecnología, García se ha encontrado con un sector poco receptivo a los últimos avances. “El agricultor español es muy tradicional, lleva años haciendo las cosas de la misma manera y le cuesta un poco adaptarse. No es nuestro cliente potencial, pero sí las cooperativas, bodegas y centros de recepción y clasificación de frutas, es decir, todas aquellas empresas que aglutinan a varios productores y tienen un ingeniero agrónomo en su plantilla”, puntualiza.
La firma, que ha empezado a realizar pruebas en viñedos de Castilla-La Mancha, no trabaja con sus propios drones, sino que subcontrata los vuelos y la recogida de datos a empresas especializadas. El precio del servicio depende de la superficie y otros factores, pero asegura que está por debajo de los 80 euros por hectárea. “No es excesivamente caro si tienes en cuenta que puedes obtener un ahorro en pesticidas de 1.000 euros por hectárea. Lo será si luego no aprovechas los datos para hacer cambios”, advierte.
Aun así, aclara que el uso de esta tecnología solo tiene sentido en cultivos muy rentables. “En maíz y cereales es difícil justificar el coste de la teledetección por lo poco que se paga por una tonelada. En fruticultura y viticultura, en cambio, el producto final tiene alto valor y la fruta se puede clasificar por calibre, color o contenido de azúcar, lo que justifica la segmentación de una parcela en unidades más pequeñas”, explica.
Los avances en teledetección y robótica impulsan la agricultura de precisión.
El uso de drones para captar imágenes que permitan identificar las propiedades de los cultivos a partir del análisis de su reflectancia, técnica conocida como teledetección, es solo uno de los muchos avances que están haciendo posible la agricultura de precisión, aquella que adapta los bienes a las necesidades reales de cada cultivo, evitando su desperdicio y la contaminación del aire y los acuíferos.
“Mediante vuelos programados se toman datos en tiempo real de la densidad de la siembra, el estrés hídrico o nutricional o la existencia de plagas. Esta información permite aplicar tratamientos de forma localizada”, indica Alicia Fuentes, de Quaternium, empresa de Valencia que diseña y fabrica drones y que también estará presente en la Global Robot Expo.
Grandes compañías como John Deere, que tiene una gama de tractores inteligentes, también están invirtiendo en teledetección. “La toma de imágenes multiespectrales por medio de drones y el uso de sensores y big data en agricultura de precisión es una revolución comparable a la aparición de la primera máquina de vapor porque permitirá el ahorro de tiempo y de costes en agua y fertilizantes”, destaca Miguel Ladrón de Cegama, director del área de drones de la Global Robot Expo.
La feria, que se celebrará del 28 al 31 de enero en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid, cuenta con la colaboración de la COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), aunque no estará dedicada únicamente a la aplicación de tecnologías robóticas en agricultura sino también en la industria, medicina, ingeniería civil y consumo, entre otros sectores.
Enric Forner, consejero delegado de la Global Robot Expo, señala que actualmente, el negocio de la robótica mueve en todo el mundo 20.000 millones de euros anuales, pero se estima que dentro de cuatro años superará los 80.000 millones.
Fuente: www.cindodias.com
Deja tu comentario