La compañía suministradora de agua usará aeronaves tripuladas de forma remota para la teledetección de daños y ofrecer un servicio más eficaz, ahorrando tiempo y costes.
La irrupción de los drones en la sociedad civil ha generado un abanico de aplicaciones multisectoriales que, por su versatilidad, abre innumerables posibilidades de explotación en campos tan dispares como el comercio, el arte, la investigación científica, el ocio, las emergencias o la ingeniería civil, entre otros. Dentro de este último, la empresa Aguas de Huelva ha encontrado en la utilidad de los RPAS para llegar a zonas peligrosas o de difícil acceso su aliado perfecto para desempeñar nuevas funciones y tareas que contribuyen a optimizar sus prestaciones, garantizando la seguridad de su plantilla y poniendo la innovación al servicio de la gestión del agua.
La sociedad mixta, de la que el Ayuntamiento de Huelva ostenta el 51% de las acciones y el 49% restante corresponde a Hidralia, perteneciente a Aquadom, ya utilizó los drones de forma esporádica antes de que se aprobase y entrase en vigor la nueva ley que regula su uso en España tanto con fines promocionales como en inspecciones preventivas del embalse de Beas, que suministra hasta un 30% del consumo de agua de la ciudad de Huelva, de la Estación de Aguas Residuales (EDAR) y de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP).
Pero ésta es sólo la punta del iceberg del ambicioso proyecto tecnológico en que se ha embarcado Aguas de Huelva, que, ya en vigor la nueva normativa legal, pronto sacará a la luz el resultado de su trabajo en el desarrollo de nuevas aplicaciones para detectar y monitorizar problemas y contratiempos que escapan al ojo humano por su capacidad para alcanzar sitios remotos o de complejo acceso. «Tenemos por delante un gran recorrido en este campo. Los drones han revolucionado la sociedad civil. Estamos trabajando en un proyecto que va a dotar de mucha seguridad la inspección interior de algunas instalaciones del alcantarillado. Sin tener que entrar sabremos cómo están gracias a un dron», asegura el director de Operaciones de Aguas de Huelva, Simón Pulido, quien avanzó que la empresa trabaja en su perfeccionamiento: «Hay que vencer la dificultad de la transmisión y la comunicación, de la cobertura, pero nuestro grupo ha desarrollado un envoltorio que permite grabar, ver y comunicar al mismo tiempo que lo protege de posibles golpes, con lo cual, ahora podremos acceder a instalaciones a las que antes no nos atrevíamos».
Pero el compromiso de Aguas de Huelva con la innovación no se limita exclusivamente a la explotación del potencial de las aeronaves tripuladas de forma remota, ya que, al mismo tiempo, trabaja en otros sistemas con tecnología de última generación como el proyecto Conie Island Ciclone, que espera implantar en breve. «Se trata de un pequeño barco robotizado que lleva una cámara adosada y que nos permite monitorizar colectores que tienen agua dentro. Aún es un prototipo pero cuando esté en uso nos va a permitir hacer una gestión más eficiente previniendo roturas y grietas», explica Simón Pulido.
El último ejemplo de la apuesta de Aguas Huelva por la innovación tecnológica en sus procesos es el de la utilización preventiva de la novedosa técnica sin zanja, lo que permite rehabilitar conductos de la red de saneamiento sin necesidad de levantar el suelo y en un tiempo inferior. Durante apenas cuatro días, operarios de la empresa completaron la rehabilitación de una tubería de saneamiento en la plaza San Pedro, desde la calle Alonso Barba hasta la confluencia de las calles La Fuente y Padre Jesús de la Pasión, con un total de más de 57 metros de colector de 500 mm de diámetro interior, sin tener que levantar el pavimento.
Tras el análisis previo con cámaras de inspección robotizadas o mediante pértigas para detectar posibles daños, el procedimiento consiste en la introducción por un extremo de la red (pozo de registro) de una manga de fibra de vidrio preimpregnada de poliéster y recubierta por poliuretano. Una vez dentro, se introduce aire a presión hasta que dicha manga se expande y adapta al contorno del tubo a rehabilitar, momento en el que se procede a un curado con luz ultravioleta, «mucho más rápido y con menos consumo energético que el sistema tradicional con calor», que dota al material de la resistencia necesaria para poder poner el tramo en servicio.
«Si hubiésemos abierto una zanja, la obra hubiera durado dos meses. De esta forma, se ahorran molestias a los vecinos, es más barato, no se entorpece el tráfico, es más eficiente y más seguro ya que se evitan los riesgos asociados a las zanjas, además de garantizar una larga vida útil. Todo son ventajas salvo la limitación de que debe aplicarse en un tramo lo suficientemente amplio como para que sea rentable» advierte el director de Operaciones de Aguas de Huelva, en cuyo caso contrario, se acude a otras soluciones, como los packers, sistema utilizado en tramos cortos con grietas localizadas.
«A la larga, esta técnica supone un ahorro para el consumidor ya que si hubiéramos hecho la zanja, por su duración, se hubieran retrasado otras obras, además de contribuir a la prevención de daños», subraya Simón Pulido, para quien esta tecnología «cumple con los tres pilares sobre los que sustentamos la gestión: seguridad, sostenibilidad y compromiso social».
Fuente: http://www.huelvainformacion.es/
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